[ Pobierz całość w formacie PDF ]

los ojos. Me dedicó una leve sonrisa y se sentó en una postura más cómoda. Keeton
parecía hastiado. Tenía la barbilla apoyada sobre las rodillas, y su mirada aburrida se
perdía en la distancia.
Cuando la chica dejó de hablar, se volvió hacia mí y me miró.
 ¿Ya ha terminado?
 Tengo que escribirlo  dije.
Sólo había conseguido tomar notas del primer tercio de la historia. Luego, las imágenes
me absorbieron por completo: lo que narraba Kushar era demasiado fascinante. Keeton
advirtió la emoción que me impregnaba la voz, y hasta la chica me miró, asombrada. Ella
también se daba cuenta de que la historia me había afectado profundamente. A nuestro
alrededor, los shamiga empezaban a alejarse de las antorchas. Para ellos, la velada
había terminado. Pero yo sólo estaba empezando a comprender, y traté de mantener a
Kushar junto a nosotros.
Así que Christian era el Extranjero. El extraño tan fuerte que nadie puede derrotarlo, el
ser demasiado diferente, demasiado poderoso. El Extranjero debía de ser una imagen
aterradora para muchos pueblos. Había una diferencia entre extraños y Extranjeros. Los
extraños, viajeros de otros pueblos, necesitaban la ayuda de las tribus. Se les podía
auxiliar o sacrificar, a voluntad. Desde luego, en la última historia de Kushar se hablaba
de los huesos de viajeros que vigilaban las puertas del gran círculo, que debía de ser
Avebury, en Wiltshire.
Pero el Extranjero era diferente. Si resultaba aterrador, era por ser irreconocible,
incomprensible. Utilizaba armas desconocidas. Hablaba un idioma completamente
distinto. Su comportamiento no concordaba con nada conocido.
Su actitud ante el amor y el honor no se parecía en nada a la de los pueblos que
atravesaba. Era esa diferencia la que le hacía tan destructivo y despiadado a los ojos de
la tribu. Y, evidentemente, Christian se había convertido en un ser destructivo y
despiadado.
Se había llevado a Guiwenneth porque ése era el objetivo de su vida. Ya no la amaba,
ya no estaba sometido al efecto de la chica, pero se la había llevado.
¿Cuáles fueron sus palabras? «Me importa tenerla. He cazado demasiado lejos,
durante demasiado tiempo, como para preocuparme de los mejores aspectos del amor.»
La historia que había relatado Kushar era fascinante, sobre todo por la cantidad de
detalles que me resultaban familiares: la chica nacida en el bosque, la naturaleza enviada
a someter a lo antinatural, el símbolo de la hoja de roble, el talismán que yo llevaba, el
creador de la chica que se negaba a desprenderse de ella... y la única cosa que
aterrorizaba al Extranjero, el espíritu del jabalí, Urshacam: ¡El Urscumug! Y su voluntad de
aceptar un tributo de ganado, vino y mujeres, para luego volver a su propio reino, como
hacía Christian ahora: encaminarse al corazón del Bosque Ryhope.
Me pregunté cómo seguiría la historia. Quizá nunca lo sabría. La niña, la narradora de
la vida, sólo parecía conocer los recuerdos populares de su propia tribu. Eran sucesos e
historias que se transmitían mediante tradición oral, quizá cambiando cada vez que se
narraban, y de ahí la extraña regla del silencio durante el relato. Se debía al temor de que
la verdad huyera por culpa de la respuesta de los oyentes.
Desde luego, la historia había perdido ya buena parte de precisión: cabezas parlantes,
chicas hechas de flores silvestres y de excrementos..., quizá lo que había sucedido era
que una banda de guerreros, procedentes de otra cultura, había amenazado al pueblo de
Avebury. Quizá la tribu consiguió aplacarlos con ganado, vino y el matrimonio con la hija
de algún jefe menor. Pero el mito del Extranjero seguía siendo aterrador, y el terror hacia
lo desconocido estaba cada vez más arraigado.
 Estoy persiguiendo a Uth guerig  dije. Kushar se encogió de hombros.
 Claro. Será una persecución larga y difícil.
 ¿Cuánto tiempo hace que mató a la chica?
 Dos días. Pero quizá no lo hizo el Extranjero en persona. Sus guerreros le guardan la
retirada por el bosque, hacia Lavondyss. Puede que Uth guerig te lleve más de una
semana de ventaja.
 ¿Qué es Lavondyss?
 El reino más allá del fuego. El lugar donde los espíritus de los hombres no están
atados al tiempo.
 ¿Conocen los shamiga a la bestia jabalí, al Urscumug? Kushar se estremeció, y se
rodeó el cuerpo con los delgados brazos.
 La bestia está cerca. Hace dos días fue oída en la hoya del venado, cerca del río.
¡El Urscumug había estado en aquella zona dos días antes! Casi con toda seguridad,
eso significaba que Christian no andaba muy lejos. Fuera donde fuese, hiciera lo que
hiciese mi hermano, no estaba tan lejos de mí como yo creía.
 El Urshacam  siguió Kushar fue el primer extranjero. Caminó por los grandes
valles de hielo. Vio como brotaban los árboles altos en el suelo yermo. Defendió los
bosques contra nuestro pueblo, y contra el pueblo que vino antes que nosotros, y contra
el que vino después de nosotros. Es una bestia inmortal. Se alimenta de la tierra y del sol.
En el pasado, fue un hombre, y se le condenó junto con otros a vivir en el exilio de los
valles helados de esta tierra. La magia los cambió a todos, les dio aspecto de bestias. La
magia les hizo inmortales. Muchos de los míos murieron porque el Urshacam y los suyos
estaban furiosos.
Miré a Kushar, asombrado ante sus palabras. El final de la Glaciación había tenido
lugar siete u ocho mil años antes de que existiera su pueblo (yo suponía que era una
cultura de la Edad del Bronce, asentada en Wessex). Pero la chica conocía el hielo, y su [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • freetocraft.keep.pl